lunes, octubre 17, 2005

Metafísica para los pollos

Hace tiempo que mis sospechas sobre el carácter religioso del progresismo van en aumento. La promesa perpetua del paraiso terrenal que solían situar en las cercanías de los montes Urales, el anticlericalismo con el que expresan su desagrado ante la competencia de otras religiones más antiguas y más asentadas y la proliferación de seminaristas, ex-curas y monjas reconvertidas en los discursos y en los despachos eran datos preocupantes. Sin embargo desde hace meses cada vez que abre la boca un miembro del gobierno de ZP lo que eran meras sospechas se convierte en evidencias. El propio presidente hizo suyo el principio según el cual en este valle de lágrimas nada se puede esperar salvo la muerte. Todavía suenan aquellas palabras dignas de capellán de campamento nacional-católico al comentar la muerte de once bomberos en un incendio en Guadalajara: "Se metieron en una zona de riesgo, viene una racha de viento y en segundos... plaf". Inevitable. Los designios del señor son inexcrutables y a veces actúa a través de rachas de viento y otras.... otras simplemente actúa: la muerte de 17 militares españoles en Afganistán no mereció siquiera unas palabras y esas muertes están envueltas en el silencio dictado por los pastores de la grey. Zapatero ha venido pidiendo fé en el fin de ETA desde que interpretó los augurios quien sabe si en las vísceras de algún pájaro o en las cambiantes formas de las nubes que sobrevuelan La Moncloa: fe, confianza y oración. El maná llegará, que diría Moisés-Zapatero. El Ministro Alonso prometió que nunca sufriríamos una situación como la de Nueva Orleans, quien sabe si lo dijo porque está preparando en secreto un arca de Noé para tres o cuatro millones de españoles o porque consideró que el Golfo de México y sus huracanes quedan demasiado lejos del Levante peppero.

Hoy mismo la monja que ocupa el puesto de Vicepresidenta del gobierno ha superado a sus colegas y nos explica, ante la mirada bobalicona de periodistas cómplices, que el enfrentamiento en el PSOE por el Estatuto responde al "doble alma de los socialistas". Se supera, al menos, la vieja disquisición sobre la naturaleza y la propia existencia del alma. Gracias a De la Vega sabemos que se puede estar en misa y repicando gracias a que el alma existe (adeu, bizantins) y que los socialistas la tienen doble. Convendría que nos adelantara cómo son esas dos almas: gemelas, asimétricas, roja y negra negra y roja respectivamente... Puede incluso que el afan evangelizador que despliega De la Vega cada vez que tiene un micrófono cerca termine por revelarnos cuál de las dos almas socialistas corresponde a Maragall y cuál a ZP: la de Abel o el de Caín.

En mi modesta opinión el problema no es de doble alma sino de desdoblamiento de la personalidad y esas son cosas que requieren de un psiquiatra. Pero claro, yo no creo en divinidades.