miércoles, julio 27, 2005

Qué actores tan malos

Llevan meses tratando de cuadrar el círculo, modificando una coma, un "del" por un "en el", lanzando globos sonda sobre el sentido de la palabra Nación y su insignificancia política (hombre, si fuera una cuestión terminológica insignificante no se les habría ocurrido plantearla, pues estarían felices con términos vigentes y aceptados como nacionalidad, región o comunidad autónoma) y ahora, con los calores, llega el teatro. Que sí, que no, que llueva un chaparrón. Derechos históricos de la edad media para explicar desatinos históricos de hoy por la manaña o apoyos a presupuestos estatales para racanear competencias en aeropuertos. Incluso caben los viajes al Rif y el decubrimiento de Abd del Krim como primer independentista español. Lo que haga falta, oiga, lo que haga falta. Marejadilla en el PSOE para calentar motores y ahora la foto del teatral desencuentro. Es un sainete insoportable, previsible, lleno de trampas y de malos actores que ni siquiera pretenden que nos creamos lo que dicen. Les da igual porque confían en que a nosotros nos de igual. Lo suyo es la meta-política, el territorio de los sentimientos irracionales e inexplicables, de las grandes palabras sin sentido, de las declaraciones para la galería para marear a las perdices y aburrir al santo Job. Ya llegarán los meta-terroristas de la meta-política para aclararnos que la galería lo mismo sirve para las fotografías con las nuevas camisas negras que para el tiro al blanco. Bizancio discute de derechos históricos mientras el Raval se hace islamista y el socavón del metro se traga la real-politik del tres por ciento. El estatut de Bizancio (el nuevo estatuto, que parece, escuchando a algunos, que Franco está desembarcando en Alhucemas y Felipe V de cuerpo presente) llegará y será constitucional. Se cambia la constitución y punto.